jueves, 29 de enero de 2009

Ciclista Goloso

Los asientos de las bicicletas estuvieron involucionando en los útlimos años. Desde aquel cómodo asiento banana, con respaldo y gomapluma adentro, que hacía las delicias del que andaba en la bici como si fuese Cleopatra en su carruaje llevados por esclavos, hasta la cosa dura y minimalista en lo que se convirtió hoy en día.
La esxplicación técnica es que al ser ancho dificulta (hace chocar, bah) el movimiento de las piernas (de las cachas, bah) contra el asiento, y el pedaleo se entorpece. Entonces lo hacen angostito para que puedas subir y bajar las nalgas sin oposición.
Siguiendo la linea involutiva en la que nos encontramos, celebro que en unos 15 años ya no voy a estar en edad de andar en bicicleta, porque nadie me va a convencer de montar un caño pelado en mis asentaderas.

(y sí, traté de decirlo delicadamente, porque escribir "un caño en el culo" no quedaba bien)

3 comentarios:

tornes dijo...

Ni que hablar cuando uno anda sobre adoquines...

Anónimo dijo...

Ahá, vamos a tener que cuidarnos de enfermedades... y no prestar la bici.

tornes dijo...

Ahora entiendo por qué los ciclistas usan calzas...
Seguramente tocan el timbre de la bici con el meñique.