jueves, 15 de enero de 2009

Gente

Tengo que entrevistar gente para cubrir un puesto. No, no de diarios. Un puesto.
Viene gente joven y gente no tanto. Pero este tipo de 55 años me pareció interesante. Primero que nada (o primero que todo) sepan lo difícil que es ser la persona que le puede o no bajar el pulgar a alguien de 55 piruletes que fue echado de su empresa porque se fueron a pique, y que ahora, a su edad, tiene que buscar laburo. Me imagino al tipo en su casa nervioso diciéndole a la esposa "ojalá se de" y viendo a sus hijos adolescentes que comen como lima nueva pensando qué carajo les va a dar de comer la semana que viene. Y encima sabiendo que compite con pibes de 23 años que no tienen nada que perder y que casi todo les chupa un huevo.
Pero no voy a hacerles un post de sensibilidad social. Quiero solamente contarles lo estupefacto que me quedé cuando después de la entrevista le hice una vueltita para que conozca el lugar, y cuando pasamos por la cocina le ofrecí algo de tomar, café, una fruta. "Una fruta", me dijo. No toma café. El kía cazó una pera, le sacó el cosito de arriba y le empezó a dar. Después de rodear el centro del fruto como todo buen samaritano, de un saque se metió en la boca todo el cabito, con semillas y todo, y también la parte durita que uno nunca sabe de qué está hecha, le dio tres o cuatro masticadas y a otra cosa mariposa.
La verdad es que me da miedo no darle el trabajo. ¡A ver si me come!

3 comentarios:

tornes dijo...

Me inclino a pensar que este pobre hombre no come desde hace tres días...

Zorro Viejo dijo...

si sus hijos adolescentes salieron al padre, no tienen de que preocuparse...

tornes dijo...

¿Su nombre es José Pacman?