Hablemos de lo que No Se Puede Hablar

Algunas cosas se notan desde afuera cuando uno ve a una persona.
Se puede decir "¡qué pelirrojo que es!" o "¡qué rubio! ¡parece albino!". Pero no queda tan bien decir "¡qué negro que es tu hijo!"
Entre amigos se puede decir -a espaldas de la persona en cuestión- "¡qué gorrrrrdo que es!". Pero cuando es flaco, se lo puede decir en la cara: "sos piel y hueso". Y no crean que los que son tan flacos sufren menos que los gordos eh.

Hasta acá, los prejuicios y estereotipos clásicos de nuestra sociedad. Claro, porque son cosas de las que no se enorgullecen de ser. En otros tiempos las gorditas eran el símbolo de la mujer sexy. Pero ahora no. Y decir "qué flaquita que estás" (por no decir escuálida) es casi un piropo.

Pero hablemos de temas políticamente incorrectos (este blog ha cruzado la linea roja para nunca más volver, aviso). Hablemos de los putos. Lo homosexuales. Las lesbianas.
Eso también se nota. Así como se nota si sos un kilombero o un introvertido. Si a alguien le decís "qué tímido que sos", porque se nota, probablemente le estás diciendo algo que el kía ya lo sabe y que casi seguro no disfruta de ello.
Pero cuando ves a un hombre que se mueve de manera amanerada, o a una mujer que se mueve... como vos que sos machito cabrío, no vas y le decís "che, qué puto que sos"/"che, estás re torta".
¿Por qué? ¿No es que hacen la marcha del orgullo porque están orgullosos de ser putos? Si a mí me ven por la calle y me dicen "eh! qué grosso que sos!" y estoy orgulloso, me sonrío y digo gracias. Si te cortaste el pelo y te dicen "qué lindo que te queda", sonreís y decís gracias. Y si sos un marimacho y te vestís con chalecos abotonados y te cortás el pelo rapé, cuando viene alguien y te dice "qué hacés, cacho", decime por el amor de Dios, ¿por qué eso está mal, por qué te ofendés?
Vamos, cambiemos las reglas, si es que el orgullo es verdadero. No sean putos.