No quiero un bar lindo, con dicroicas y servilletas de tela, con una moza buena moza con sonrisas y unos vasos finos para servir lo que sea que pida.
No.
Quiero un bar atestado de gente, con un mozo que no me quiere atender y lo hace mal y de mala gana, con servilletas de papel y tubos fluorescentes que titilan o ya están naranja en las puntas, quiero un piso sucio y mesas que se tambalean.
Así las cosas superfluas y que distraen quedan de lado. Y lo realmente importante, que son las palabras, ocupan el lugar que les corresponde.
2 comentarios:
Tal cual!...eso sí: mantengamos el piso limpio, por favor.
Y, además, pasa desapercibida la cucaracha entreverada en la salsa y los ravioles.
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