Estas son mis reflexiones sobre la película/documental "The Social Dilemma".
Creo que la reacción de todos es instintivamente "defenderse" y decir que esto de las redes sociales es un problema, pero que "yo no soy así". Y al decir esa frase uno debe desconfiar. De sí mismo.
Veamos cómo puedo desconfiar de mí mismo yo.
Siempre odié los celulares. Mi primer smartphone lo tuve recién en 2015, porque me lo regalaron. Fue un gran error aceptarlo. Hay costumbres que adopté que me molestan mucho.
Después de tener 2 años facebook borré mi cuenta en 2010 y volví a abrir una cuenta nueva en 2014. En esos 4 años tuve mucha más vida social con personas de carne y hueso que ahora. Me manejé en esos años con una fanpage en la que publicaba las cosas que hacía, al mejor estilo blog, que es el método que mas me gusta, aún al día de hoy.
Desde hace añosque no borro a nadie de mi lista de contactos de Facebook. Pero he notado que por lo menos 8 personas que piensan opuesto o muy diferente a mí (en temas que tienen que ver con la política argentina) me borraron o hasta llegaron a bloquearme.Y eso es un poco lo que dice el documental que Facebook crea: la radicalización.
Uno entra a facebook y ve cada vez más gente parecida a uno. Y la grieta prendió perfecto en argentina. Ahí funcionó de puta madre. Sos K o sos "lo otro". No hay nada en el medio. Yo, que siempre voté al Partido Socialista (de Laporta, Bravo, y demás) hoy estoy catalogado de macrista, gorila, y demás epítetos como facho y hasta pro-milico. No hay términos medios.
Algo de lo que sugieren al final del documental yo suelo hacer: No tengo notificaciones de facebook en el celular. No tengo prácticamente aplicaciones. Ni de noticias ni de negocios ni de nada. Entro diariamente(!) a Página 12 a ver lo que ven los que no piensan como yo. Porque hace rato que SÉ que los medios ya no son fuentes de información sino que son tipos financiados por uno u otro bando (otra vez la radicalización) que la misma noticia te la muestran dada vuelta como blanco o negro, aunque en realidad es gris. Y es un trabajo bastante difícil encontrar el GRIS hoy en día y saber qué es lo que verdaderamente pasa. Porque no está escrito y lo tenés que elaborar solito.
Sucumbí a ciertas cosas, es una verdad. Yo también uso whatsapp al final de cuentas. Trato de darle un uso y no un abuso.Trato de que mis hijos usen lo menos posible el teléfono pero no diciéndoles "dejá el teléfono" sino tratando de mantenerlos ocupados con otro tipo de cosas.
Hace rato que pienso que nosotros no sabemos nada de nada. Sabemos lo que nos cuentan. Si Israel firmó la paz con los Emiratos, hay 40 razones y entretelones que no sabemos. Y me da risa ver a mis contactos analizar algo de lo que no conocemos ni la mínima parte de los detalles. Están comprando pescado podrido vía redes sociales.
Facebook, Instagram y demás, no son un señor que te rompe las pelotas para que compres algo. No seamos inocentes. Son mucho más que eso. En su afán de ser una plataforma "efectiva" para conseguir auspiciantes, cruzan toda linea roja habida y por haber para que, si no sos candidato a comprar lo que el auspiciante quiere, te puedan llevar de las narices a que lo seas y no perder ellos a su cliente. Ya se trate de un jabón como de votar por tal candidato o estar a favor o no del aborto o de las medidas de la cuarentena. Si el cliente paga, nosotros somos los que tenemos que darle rédito. Y para eso nos manipulan.
Las cosas cambiaron mucho y muy rápido en 10 años y los gobiernos no logran reaccionar a tiempo para ver si tienen o no que meterse. Hace 40 años atrás, cuando te llamaban por teléfono no sabías quien era. Hace 25 años atrás tampoco, pero podías apretar *61 y te discaba al último que te llamó y no llegaste a atender. Eso significaba que la compañía de teléfonos SI sabía quien llamaba, y lo guardó en algún lugar. Y si alguien quería esa información para sacar alguna ventaja, bastaba con sobornar a alguien para enterarse, por ejemplo, si Messi habló de verdad con el presi de la Juventus o es puro faroleo para asustar al Barsa. Entonces los gobiernos se metieron a regular. Esa información, que cada vez fue siendo mayor y mayor, y con la posibilidad de GRABAR las conversaciones de manera fácil y limpia, fue controlada por protocolos en manos del gobierno que vigila que se cumplan y que nadie pueda violar la privacidad de tus llamadas (que en el caso de ser con tu novia no le importa a nadie, no te ofendas, pero si es una empresa que está por venderse en 200 millones de dólares, alguien puede llevar a cabo una estafa si lo sabe de antemano).
Con las redes sociales los gobiernos están en pelotas. Tienen poca gente que entiende del tema trabajando en eso y no están reaccionando. Se escudan en la libertad de expresión porque en realidad no entienden que esto es mucho más complejo. Y alguien los tiene que despertar urgentemente porque esto va a terminar mal de verdad. De mil y una maneras puede terminar mal. Y va a ocurrir.
Mi consejo es que vayas contra tu voluntad en todo lo que puedas. Para equilibrar. No por ser el contra de Calabró, sino porque el camino "obvio" que aparece delante tuyo le sirve a otro más que a vos, y cuando no sirvas más como "producto", te van a dejar tirado por lontananza en la red virtual como basura cibernética y te vas a dar cuenta de que en el camino perdiste tiempo, amigos, personalidad, y hasta capacidad de razonamiento.
Unlike.