Miralo. Ahí viene. Todo arregladito y lleno de energías. Como si fuera un chico que empieza primer grado; lleno de ganas y con una sonrisa en la cara. ¿Lo ves? Mirá como casi en vez de acercarse lentamente parece como que viene atropellando queriendo llegar antes.
Pensar que cuando se va está con cara larga, deprimido, gris, ignorado por todos. El ser humano es muy desagradecido. Y nunca aprende. Siempre pasa de la misma manera, como un ataque de amnesia que en el medio borra todo y lo hace parecer extraño a todo lo que lo rodea.
Mirá, ahí viene. Desde acá da la sensación de venir en banda, en patota; trayendo detrás suyo miles de aventuras. Y todos lo estamos esperando como si fuese la primera vez en la vida que viniese. Y esa misma emoción se transformará en indiferencia y casi bronca en un par de días al verlo partir.
Es sabido que cuando perdemos algo es cuando sentimos su necesidad y valoramos su presencia. Entonces renovamos las ganas y vamos a la puerta a verlo llegar como si nada, sin cargos de conciencia ni remordimientos porque sabemos que va a venir de todas maneras. El sabe perdonarnos porque nos conoce bien.
Y ahí está llegando. Ya lo veo claramente. Bendito Fin de Semana
1 comentario:
Y ahí se va, el muy maldito. Si lo agarramos entre todos con fuerza, ¿se quedará?
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