El Profesor-Doctor Emilio Ribler nos explica:
"Existen fuerzas que desconocemos, radiaciones que el cuerpo humano emite en diferentes momentos de la vida cotidiana que tienen un efecto instantáneo sobre sus actos y consecuencias.
Algunas de esas radiaciones fueron explicadas mediante el comportamiento de ciertos órganos del cuerpo humano, como cuando los perros tienen predilección por acercarse justamente a quienes más les temen; esto fue debidamente comprobado cuando se verificó que el temor a los canes genera adrenalina en el cuerpo y esta puede ser olfateada por los perros, atrayéndolos. Este ejemplo es el de una radiación negativa o sabotagis, en términos más científicos. Pero existen cientos de radiaciones que ayudan al ser humano a desenvolverse con mayor facilidad en el mundo cotidiano que lo rodea. Se denominan vantagis.
Un buen ejemplo es el de la persona que viaja en el asiento de a dos en el colectivo, del lado de la ventanilla. A su lado se desparrama una persona que duerme su largo trayecto, tratando de sacarle jugo a un viaje inevitable. Llega el momento de bajar para quien está atrapado entre el durmiente y la ventanilla, y se encuentra ante la indeseable necesidad de fastidiar el sueño de quien -quizás- no dispone de sus ocho horas de sueño diarias. Entonces posterga hasta último momento la inevitable acción, esperando que algo o alguien más despierte a su compañero de asiento. Faltan solamente unos metros para que pueda tocar el timbre y bajarse del colectivo sin pasarse de la parada; la persona se para en el lugar y gira en el lugar noventa grados hacia el pasillo, sin tocar al durmiente, esperando un milagro de último segundo. Y en ese preciso instante, la persona se despierta y corre sus piernas hacia afuera, liberando un mínimo espacio que deja pasar a quien, lo más veloz posible se escabulle rumbo a la puerta y desciende del colectivo, feliz, al creer no haber sido el causante de la interrupción del sueño de quien, sin saberlo tampoco, recibió las invisibles radiaciones de ansiedad de su compañero de asiento que -de pie- emanó inconscientemente ante la necesidad de bajar del colectivo"
Y nosotros, aprendemos algo nuevo.
5 comentarios:
Me parece que yo no emano tal radiación vantagis colectiveril, quizás porque sé que soy capaz de hacer mil y un malabares y piruetas ridículas con tal de no despertar al plácido durmiente. ‘Altruismo saltimbanqui’ que le dicen.
Hay algún manual dónde se explique como poseer tal radiación?
Si bien no viajo mucho en micro, me vendría bien para cuando salgo con mi bicicleta y los autos no me ven y abren sus puertas haciéndome maniobrar bruscamente para no caer de lleno en el asfalto.
Yo como automovilista debo ser bastante buen receptor de radiaciones, nosé como todavía no maté a ningún motoquero!, me gustó el caso del bondi eh...
mariana, tenés que andar por el barrio de mare, y una de dos: o pierde el invicto él, o vos vas a andar tranquila.
Carpe, habrá que hablar con el Dr Ribler. Tu caso quizás sea de estudio.
Yo no sé si lo mío será vantagis, sabotagis, "mala onda" o mera coincidencia, pero últimamente quemo lamparitas al encenderlas...un presupuesto, che.
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