jueves, 6 de septiembre de 2007

No Tan Inanimados

Haciendo breve lo que podría ser largo.
Cuando uno se resigna a esos 4 kilos de más que el tiempo le ha brindado a costa de placeres alimenticios ausentes de actividad física que los acompañe, y decide comprarse pantalones uno o dos números más grandes, es justo ahí que uno adelgaza misteriosamente no 4 sino 7 u 8 kilos, y los nuevos pantalones del emperador van a parar a beneficencia.

Justito cuando uno dice "marco por última vez el maldito teléfono de Susana, y si no me comunico se va a cagar", es ahí cuando uno se comunica.


Sí. Esa lapicera que tenés ahí arriba de la mesa también está viva.

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