Cuando uno mira un video de un recital, ¿qué es lo que quiere ver? Quiere ver lo que se siente estando en el mismísimo estadio en el que el show tuvo lugar; quiere sentir el ambiente; quiere apreciar los solos de guitarra tal y como los habría disfrutado de haber ido al concierto; quiere no sacarle los ojos de encima al cantate o a la cantante mientras se mueve por arriba del escenario; quiere a veces ver al batero o al bajista hacer de las suyas por un rato.
Pero ¿qué es lo que uno obtiene cuando se alquila o compra (o baja!) un recital editado como DVD hoy en día? Una serie de planos esquizofrénicos que se interrumpen a lo sumo cada tres segundos (¡chequeado eh!) en un zapping infernal entre el violero, el batero, el culo de la cantante, el micrófono en close up, el público y otras cosas más que nuestro cerebro no llega inclusive a captar.
La sensación de cansancio cuando termina es tal y como si hubiésemos salido del recital de Eric Clapton en River (¡por Dios, cuánta gente hubo!) y decimos "wow! qué show!" más por el agotamiento que por lo que realmente pudimos ver.
No nos cuesta imaginarnos que mucho de esto se debe a que hoy por hoy se vende la música por los ojos más que por los oídos, y eso es triste.
Comparando los números musicales de hoy en día con los de los años 70, vemos lo poco que hay para ofrecer a cambio hoy en día.
Todo es entendible, pero triste a la vez.
¿Todo tiempo pasado fue mejor? Casi que sí.
2 comentarios:
Más allá de Los Beatles y Lennon y alguno que otro grupo viejo, la verdad es que directamente no me gusta mucho ver recitales por televisión... y no lo había pensado, pero quizás sea por algo de todo eso que decís.
También pasa un poco con el tema de ir a la cancha y ver un partido por la tele, donde hay repeticiones, locutores perejiles, telebines y peluquines, en fin. Hay que vivir la vida “en vivo”, no hay vuelta que darle.
Aun peor cuando hay un director de cámaras que no sabe un comino de música, y te enfoca un primer plano de las manos del bajista cuando lo que se escucha es un solo del guitarrista, y viceversa.
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