Cuando tenemos una ampolla en la parte interior de la boca, duele. Duele mucho. No podemos comer ensalada con vinagre. No podemos reirnos demasiado porque el músculo se tensa y duele de nuevo. No podemos prácticamente pensar en otra cosa. Nos atormenta. Y tarda en irse. Podemos hacer las tortuosas gárgaras de agua tibia con sal gruesa que acumulan todo el dolor de dos días en 30 segundos fatales (dicen los que saben que es la experiencia masculina más parecida al parto)(ojo que los que saben no fueron operados de hemorroides). Pero aún así toda esa lenta cicatrización nos hace pasar por días amargos e infelices que una vez terminados, tratamos de olvidar.
¡Error!
La memoria siempre ayuda a crecer, a mejorar, a disfrutar más de lo que tenemos.
Propongo que hoy, que no nos duele la encía, que no tenemos ampollas, que podemos comer ensalada chapoteante en vinagre, que podemos reirnos a carcajadas, recordemos por un segundo que eso no se nos da gratis y que podríamos perderlo todo en un segundo si una comida picante nos cayese mal y de repente los nubarrones de la ampolla se cerciésen sobre nosotros.
Ahora que sabemos de dónde venimos, podemos saber a dónde vamos.
Disfrutemos al doble lo que consideramos "un día normal" porque es un regalo del cielo que estemos así de relajados.
9 comentarios:
Lo suyo, es brillante Ramiro!
Me voy a chupar un limón y vengo.
justamente dicen que a las cadenitas de cobre si se las limpia con limón quedan brillantes. ¡pruébelo!
uh che, me acorde de la pepsi tiwist no se porque.....
lo suyo es casi místico, Ramiro. Teniendo en cuenta su pulseada con la Parca, y ahora este post, voy a terminar pensando que es usted un optimista.
es verdad lo que decís. Yo, que sufro de herpes en el lado izquierdo de mi cara (en TODO el lado izquierdo y en la córnea derecha), me olvido muchas veces de disfrutar de la vida sin sentir ese ardor... peor al del limón!
Genial! Ja! En qué momento se te ocurren estas cosas?, en fin, basta de hacerme preguntas y a disfrutar que hoy parece que no es un día como todos.
¡a comer vinagre que se acaba el mundo!
Qué bueno Ramiro lo que escribiste. Es verdad que muchas veces no pensamos en todas las cosas simples que tanto placer nos dan.
Consumiendo aceto balsámico, las ampollas que te salen son más cool, viste?
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