Impracticables Inmobiliarios

A veces uno se encuentra (incluso sin buscarse) en un lugar en el que la oferta literaria no es muy amplia. A ver... cómo decirlo delicadamente... ¿en el trono?
Allí uno se puede encontrar con el diario. Pero todo tiene un límite y no siempre hay material suficiente para pasar el tiempo. Dependiendo, claro, de lo que uno haya comido. Entonces llegamos a secciones del diario que normalmente no miramos y que solemos guardar para casos de necesidad extrema como ese, o para cuando nos mudamos y hay que envolver la cristalería, o bien los pescados (que se sabe, son muy lectores).

En una de esas travesías literarias me ha tocado enfrentarme a los clasificados.
Y cuando llegué a los rubros inmobiliarios, con cierta reminiscencia de la revista segundamano que solía comprar cada vez que quería cambiar la bicicleta, me topé con un pensamiento que me agobió por su impracticabilidad: los que proponen permuta de departamentos, cómo diantres hacen para mudarse? ¿dicen "uno dos yyyyyyyy..." y se cambian? ¿Los camiones de mudanza se cruzan en el camino (es imperioso buscar una calle de doble mano como Santa Fe) y se tiran la llave de uno a otro en movimiento? ¡Es más! ¿cómo hacen para limpiar el departamento antes de mudarse? ¿Le dirán a los vigorosos señores de la mudanza que aguanten un cachito con el baiut sobre la espalda mientras le pegan una barridita?

(si llegaron hasta acá esperando una de mis igeniosas propuestas, pues lamento decepcionarlos... esta vez solamente pensé en el problema)