lunes, 25 de febrero de 2008

Caminos de Vida

Alcanza para que un vecino cualquiera o alguien en la cola de la panadería un domingo diga que los repuestos de un Peugeot 505 son carísimos, sin que nos conste su autoridad en la materia ni hayamos verificado el mínimo dato, para que en nuestra vida no nos acerquemos a un Peugeot (no solamente 505 sino cualquiera de su familia, por las dudas) ante el miedo de ensartarnos como aquel sabio hombre adivirtió.
Pero si nuestros padres (madre, padre, no importa cuál, o incluso si fue a dúo) nos dicen "si te pica el ojo y te lo frotás, es peor", nos sentiremos en la obligación de atravesar el difícil camino de descubrir mediante nuestro propio dolor hasta que el ojo esté colorado como una ciruela, la verdad escondida en un mensaje tan complicado de decodificar.

1 comentario:

tornes dijo...

Nuestros padres siempre tienen la razón: reponer un globo ocular es bastante más caro que un cigüeñal de 505.