viernes, 13 de junio de 2008

El Paraíso Perdido

El Hombre y la Mujer, Adán y Eva, fueron creados para ser eternos. Pasarla bomba por los días de los días. Pero comieron del fruto prohibido y se convirtieron en mortales.
Hace más o menos 2000 años la gente vivía unos 25 años en promedio. Eso sí que es ser mortal, caramba. Entonces se casaban a los 13, tenían hijos a los 13 y nueve meses, y hacían todo rápido porque sabían que al primer resfrío, y ante la ausencia del Dristán, estiraban la pata.
Pero luego fueron aprendiendo. Fueron descubriendo los remedios. Las inyecciones dolorosas pero necesarias. Los transplantes de hígado. La gimnasia aeróbica. El Botox. Y todo eso fue alargando la calidad de vida. O más bien la duración de la vida, para no entrar en juicio de valores.
Y ahora vivimos más allá de los 80 (pregúntenle a Bernardo si no)(bueno, no... no le pregunten ahora, que ya es un piquitín tarde).
Entonces queda por concluir que el hombre nació conociendo todos los medicamentos, todas las panaceas de este bendito Universo. Supo Adán sobre las enormes ventajas de los propóleos, del Aloe Vera y de los microbios GG del Actimel. Pero al morder la fruta prohibida (¿habrá sido la mora, que mancha la ropa y no sale?) lo olvidó todo, a modo de castigo.
El ser humano se vio obligado a transitar el difícil y tortuoso camino del descubrimiento de todo lo que contrarresta lo que lo puede matar. Y ese viaje que ya lleva miles de años ha cuadruplicado sus resultados en cuanto a inmortalidad se refiere; ha hecho millonario a Bayer y a Roche, por ejemplo.
Es de suponer que dentro de otros tantos de miles, en forma asintótica, el ser humano se vaya acercando lentamente a esa inmortalidad planificada desde un principio.
Y ahí se abrirán nuevamente las puertas del Paraíso Perdido: El Gasometro de Avenida La Plata volverá a ser el Wembley Argentino, San Lorenzo ganará la Libertadores, y todos volveremos a ser felices forever and ever.
Mientras tanto, a joderse.

5 comentarios:

Fodor Lobson dijo...

entonces Matusalén, epítome de la vejez bíblica, tendría apenas unos 38 años ¿no?
wow

Diseño y Planificación Comunicacional dijo...

Me quedé atónito...

tornes dijo...

Confieso que le temo un poco a la inmortalidad, pero en uno o dos millones de años me acostumbraré.

Ernesto Puesto dijo...

Lo curioso es que, a medida que crece la expectativa de vida, los pobres virus y microbios cada vez tienen menos posibilidades de sobrevivir. Se ve que al origen de la humanidad, los pobres microbios y viruses existian (no se me ocurriría dudar de la grandeza del Señor), pero no tenían donde vivir. Ahí fué el famoso mordisco, y alegría y algarabía en el mundo microscópico, puesto que tuvieron un lugar en el mundo. Lugar que van lentamente perdiendo.
Y cuando llegue la tan mentada inmortalidad, estos pequeños "minis" perderán su sentido e introducirán la tan deseada paradoja en el mundo omnipotente del Creador.

PD: ¿Existirá el conjunto de Creadores que no se crean a si mismos? ¿Esos serían los creadores mentirosos?

Anónimo dijo...

Ramiro, esto evidentemente está relacionado con tu lucha contra la Parca.