lunes, 2 de junio de 2008

Galletita Mágica

Me atraganté feo con una galletita. Tosía y no salía. Tragaba y no entraba. Y dolía. Hice caras feas, desfiguradas, me agarré la garganta desde afuera. Todos los clichés fueron probados y no funcionaron hasta que la señorita deseó por su propia cuenta tomárselas de ahí para dirigirse a las profundidades de mi estómago.
Han pasado dos horas desde ese momento y mi garganta tiene la "sensación de galletita ahí", a pesar de no estarlo. Mis suposiciones basadas en mi larga experiencia en atragantamientos (¿quién no tuvo atragantado a su jefe alguna vez?) me dicen que se debe a que la rebelde masita ha dejado una herida en la curva que da comienzo al tobogán llamado esófago.
Si bien eso es feo, tiene sus ventajas. Es como tener una galletita en la garganta sin tenerla. Entonces hace que uno no tenga hambre por tener siempre el buche lleno.

Y al primero que diga "Ramiro se come la galletita" le modero el comentario.

3 comentarios:

Rabino dijo...

No sólo que Ramiro se come la galletita, sino que se atraganta con ella. Despacio Ramiro, hay para todos.


Perdón, era inevitable.

Fodor Lobson dijo...

si quiere omitimos la palabra galletita y simplemente decimos que Ramiro se la come

tornes dijo...

Mucho peor es que trabe un grisín horizontalmente.