Desde chicos nos (mal)educan para tener cierta disciplina. Lo que dice la maestra, lo que dice el director, lo que dice mamá, lo que dice papá, lo que Pinocho dice.
Es importante que sepamos obedecer las reglas para que el día de mañana sea posible nuestra inserción en el mundo de los adultos, en el que uno acata y cumple las misiones que se le asignan de la manera más reglamentaria posible para satisfacer a nuestros jefes y así obtener felicitaciones, aumentos de sueldo, ascensos.
¿Y quién carajo dijo que eso es lo que corresponde?
¿Por qué no vamos según los instintos con los que venimos, de ser desobedecedores compulsivos? Yo digo que quizás (quizás) deberíamos darle rienda suelta al caballo que llevamos adentro y que gane el más vivo, o el más fuerte, o el menos tonto, o el más falso, o el que tenga pies grandes, o lo que tenga que ser.
Si la maestra pide silencio pero a todos les da ganas de cantar una de los Babasónicos, que así sea y que la vieja cierre el pico hasta que se le diga que puede continuar con la clase.
Si el Gerente General es un salame y no te cabe, vas y lo matás. Y te declarás vos Gerente.
Quizás así tengamos un mundo mejor, porque lo que es hoy, seguro que no lo es.
Y se van todos a cagar. Qué tanto.
4 comentarios:
Ramiro jamás habría escrito un post así.
volviste a tus 14 años?
Paz y amor hermanos!
nunca me fui. El mes que viene cumplo 13.
y me preparo para el acné!
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