Dulce Espera

El tránsito durante décadas no hizo otra cosa que empeorar. Se fabrican miles de autos por mes y solamente se destruyen completamente unos cientos. La superpoblación automovilísitca requiere de mejoras.
Una de ellas, por ejemplo, es el detector de obstáculos al estacionar. Vas escuchando un piip piip piip a medida que vas dando marcha atrás, y la frecuencia va aumentando a medida que el auto de atrás se acerca (o mejor, a medida que vos te le acercás) llegando a un piiiippipipipipipipiip frenético que en idioma pito significa "¡pará, animal!"
También está el pitido de los camiones que suena cuando ponen marcha atrás, para alertar a quienes puedan quedar aplastados como sapos si es que al conductor no se le ocurrió mirar por el espejito (o si el pobre peatón quedó en un punto ciego del espejito).
Todo eso es muy lindo y sirve a las necesidades de la humanidad. Pero falta algo. Y Ramiro te la sirve en bandeja.
Hay que inventar un detector que funcione en la parte de adelante del auto, que perciba la luz verde del semáforo y suene un leve y dulce sonido de flauta para avisarnos. Así podremos dormirnos minisiestas mientras esperamos que cambie el semáforo.
Hay quienes pueden decir que ya está inventado, porque si uno se demora un milisegundo más de la cuenta, la bocina del de atrás lo va a despertar sin compasión. Pero no me van a comparar el despertar con un bocinazo con un dulce pitido de flauta, configurable según las preferencias del usuario. Tampoco es cuestión de quedar como un gil, ¿no?