jueves, 26 de noviembre de 2009

Hablando de Mandarinas

Cuando vas a la verdulería y ves cientos de mandarinas apiladas(?) y agarrás al azar cinco o seis; o cuando vas a la heladera y sin mirar te llevás una al vuelo, estás dejando de lado un dato importante; estás menospreciando algo que tiene un gran valor.
En general las mandarinas vienen sin el cabito verde de la ramita de la cual fueron sacadas. Hay excepciones, pero son las menos. Y en el lugar en el que venía la ramita, hay un circulito blanco o verde. La cicatriz cauterizada de lo que fue su conducto de alimentación con el árbol que le dio la vida.
Todo muy lindo.
Pero hacé como yo, andá y tratá de sacar una mandarina de un árbol de verdad (y no en los tests de FB "josi sacó una fruta del árbol de la felicidad y le tocó una mandarina") y vas a ver que casi seguro se te queda un pedazo de cáscara pegado al cabito, del lado del árbol. Entonces la fruta te queda con un agujerito por el cual no solamente se pueden espiar los gajos sino por el cual el aire va a entrar, y en medio día tenés una mandarina seca y dura como un adoquín. Y es seguro que si las mandarinas en el super tuviesen ese aspecto, no las comerías ni las comprarías.
Entonces, mi querido lector, cuando veas una aparentemente insignificante mandarina por ahí, valorá que tenga el aspecto sencillo pero importante que tiene, porque no viene de arriba tan fácilmente.


2 comentarios:

tornes dijo...

Junto con las bananas, las mandarinas son las frutas más amigables en lo fáciles de pelar. Y también es valorable.

Jonathan dijo...

Yo prefiero la sandia....