Supongamos que quiero nadar 30 minutos.
En la pileta hay dos enormes relojes, uno en cada cabecera. Cada vez que termnás un largo podés levantar la capocha y ver qué hora es.
Un reloj adelanta 5 minutos y el otro atrasa 5 minutos.
El truco consiste en que empezás a nadar, digamos, a las 6:30 AM (sí, hace frío, pero Los Andes lo cruzan los machos nomás) según el reloj que atrasa. Nadás nadás nadás y nada. Cuando en el reloj que adelanta dan las 7:00 salís. Nadaste tu media hora, y te ganaste ni más ni menos que un 30% de tiempo: 10 minutos.
Genial.
No, no tengo abuelita. ¿Y qué?
1 comentario:
Si nadáramos hacia atrás, llegaríamos 30 minutos más jóvenes a la meta.
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