viernes, 12 de noviembre de 2010

Kundera

Empecé a leer por segunda vez un libro que fue bisagra en mi vida hace ya muchos años: La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera.
("La insoportable", para los amigos).

Tan hondo caló el checo que fui a Praga casi por él, y barajé ponerle Milan a uno de mis hijos -y no lo hice por la estúpida ciudad italiana que se vino a poner el nombre de mi escritor de cabecera-.

Bueno, voy por las primeras páginas y ya mis notas me superan. Esten preparados para extractos no-textuales, contados como si estuviésemos en un café y les tratase de transmitir mi entusiasmo al relatar alguna de las ideas.

Me parece que me interno todo el sábado con esto.
Enorme placer el de leer el papel.

2 comentarios:

anitaX dijo...

Con este libro me pasa que cada vez que lo leo (hasta ahora unas 6), me parece que es TODA un historia diferente. Cada situación refleja algo que justo estoy pensando en ese momento de la vida.
A veces me siento re identificada con Teresa, y no puedo enfocar la situación desde otro punto de vista. Y otras veces es Tomás el único que fluye, y todo el resto se acomoda a sus razones.

"Quien busque el infinito, que cierre los ojos."

aLe dijo...

Este libro es una genialidad total!

Marcó un antes y un después en mi vida, sobretodo la segunda vez que lo leí porque la primera tenía 23 años y me faltaba mucha cindor todavía. A los 30 me voló la cabeza, me produjo un despertar.