Está de más decir que en mi modesta opinión, Steve Jobs y su "so called" revolución en vez de dar mejoras al universo lo mandaron para atrás, ¿no?
Ya me conocen lo suficiente.
Según sus propios mandamientos, el inventor del I-phone dijo que si no hay un mercado, no importa. Hay que crearlo porque la gente no sabe lo que necesita.
Qué cosa tan opuesta a lo que soy yo. Por Dios.
Para mi la genialidad pasa por dar soluciones a problemas históricos, como las bolsas de nylon que se rompen cuando ponés algún envase plástico con punta y te caga la vida y chorrea todo. La genialidad no pasa por lograr mediante artilugios marketineros y comerciales que la gente se compre un aparato que es demasiado grande para lo que es, demasiado chico para lo que pretende ser, más pesado de lo que debería, enajenante aun más de lo que ya estamos, y más y más mierda.
No, definitivamente no.
Si ese mismo poder de cálculo y definición gráfica se usara para llevar a cada consultorio médico de barrio o casita de auxilio de pueblito algún aparato para desinfectar heridas de cortaduras con alambre o cuchillos, por ejemplo, entonces le estaríamos debiendo algo. Como le debemos a Sabín o a George Ludwig, que no tiene más que 4 o 5 regnlones y ni una foto en Wikipedia, y seguro murió pobre.
Pero no. Este se hizo millonario haciendo que la gente se endeude por tener el último aparatito de moda, sin siquiera saber usarlo. Y aun sabiendo usarlo, con la seguridad de no haber aportado nada que no existiese ya.
No, no lo voy a extrañar. Y lamento que sea él el que se fue a un mundo sin cultura I-phone y no yo, cuando al revés habría sido lo más justo.
Ya me conocen lo suficiente.
Según sus propios mandamientos, el inventor del I-phone dijo que si no hay un mercado, no importa. Hay que crearlo porque la gente no sabe lo que necesita.
Qué cosa tan opuesta a lo que soy yo. Por Dios.
Para mi la genialidad pasa por dar soluciones a problemas históricos, como las bolsas de nylon que se rompen cuando ponés algún envase plástico con punta y te caga la vida y chorrea todo. La genialidad no pasa por lograr mediante artilugios marketineros y comerciales que la gente se compre un aparato que es demasiado grande para lo que es, demasiado chico para lo que pretende ser, más pesado de lo que debería, enajenante aun más de lo que ya estamos, y más y más mierda.
No, definitivamente no.
Si ese mismo poder de cálculo y definición gráfica se usara para llevar a cada consultorio médico de barrio o casita de auxilio de pueblito algún aparato para desinfectar heridas de cortaduras con alambre o cuchillos, por ejemplo, entonces le estaríamos debiendo algo. Como le debemos a Sabín o a George Ludwig, que no tiene más que 4 o 5 regnlones y ni una foto en Wikipedia, y seguro murió pobre.
Pero no. Este se hizo millonario haciendo que la gente se endeude por tener el último aparatito de moda, sin siquiera saber usarlo. Y aun sabiendo usarlo, con la seguridad de no haber aportado nada que no existiese ya.
No, no lo voy a extrañar. Y lamento que sea él el que se fue a un mundo sin cultura I-phone y no yo, cuando al revés habría sido lo más justo.
2 comentarios:
Sentimientos encontrados...
En lo mío, el diseño gráfico, este tipo revolucionó absolutamente la comunicación visual. Metió el tablero, los rotrings, las tintas, los windsor&newtons, el letraset, el aerógrafo, el plumín, los fotocromistas, los tipógrafos, todo en una cajita blanca con una pantallita absurda.
Borró las limitaciones, pero también barrió de un pantallazo la artesanía...
una cagada. lo dicho
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