Grasa

Digo... Grease.
Cuando uno vuelve a desenterrar recuerdos como Grease (¡no lo hagan!) para mostrarle a tu hijo que ese gordote grosso llamado Travolta tiene un pasado importante, le decís entusiasmado que esa película fue sensación y es buenísima (notese el tiempo presente de tal afirmación).
Pero después de tres minutos (cuatro máximo) uno se da cuenta, lamentablemente, que Grease era a nosotros lo que la película de Justin Bieber (hay película, no?) es a los pibes de hoy. Es decir: la bosta de hoy también la tuviste vos. La comiste y la adoraste. Y no entendés por qué los de hoy adoran la mierda de hoy. Pero no te das cuenta de que el que no entiende sos vos, simplemente porque te pusiste viejo(?)