lunes, 22 de octubre de 2012

Todo Por una Gomita

Cuando era pendejo tenía un reproductor de CD Fisher. Y en ese momento histórico tenía solo un compact: Exile on Main Street. Creo que ni hacía falta decir qué disco era. Si tuviese que tener uno solo, si no es ese, es Electric de The Cult. No hay otra.

Y al final me cansaba de escucharlo una y otra vez al final. Y lo peor es que el reproductor no tenía shuffle, que era la maravilla de aquel entonces: la posibilidad de que el aparato te seleccione los temas al azar. Viste como era... tenías un cassette grabado de la radio con La Piara de Celeste Carballo y a continuación Los Dinosaurios de Charly, entonces cada vez que escuchabas en la radio La piara, empezabas a cantar automáticamente la de charly al final, como un robot. Te acostumbrás al orden de los temas. Igual que con ui uil rac iu y ui ar de champions.
Entonces vendí(!) mi reproductor y me zarpé: me compré una compactera de 5 de Sony. 5 discos y encima con shuffle. Era como tener una radio, pero con tus discos preferidos! (y vos te pensaste que lastfm había inventado algo!)

Pasaron algo así como 20 años y el reproductor sigue andando. Mirá cómo cambiaron los tiempos. Hoy te comprás uno nuevo y te dura lo que la discografía completa de Cerati.
Pero una correa se estiró y no da vueltas la calesita. Lógico. Lo peor(?) es que supe diagnosticarlo y no como vos que la habrías tirado a la mierda.
Entré al paraíso de hacer-fácil-lo-difícil (léase: internet) y en 4 minutos tenía el "manual de reparaciones(!)" de mi aparato. Increíble. Los circuitos electrónicos, la lista de componentes, todo.
Y hasta el part number de la gomita de mierda esa.
Y lo más increíble, es que 20 años después, se puede conseguir en internet.

Me tiré de cabeza en Amazon. Salía 4 dólares. Una ganga. El envío no tanto: 7. Igual seguía siendo un precio razonable. Si me tengo que ir a Tel Aviv y pagar estacionamiento mientras trato de conseguir algo "similar", me va a salir más caro, puede que no consiga nada o que no ande bien, y que encima putee un poco. Pero resulta que los muy antisemitas de Amazon no entregan en Israel. Los otros que conseguí, a decir verdad, tampoco.
Sin embargo, en uno de ellos aparece un cartel que te sugiere que si vivís en donde no brilla el sol, te saques una cuenta en Bongo(!), que te provee una dirección falsa en EEUU para recibirlo, y ellos te los mandan.
Ahí nomás te imaginás a dos argentinos (recordemos que se llaman Bongo) recibiendo las compras de todo medio oriente, disfrutándolas y cagándose de risa. "Che, Mario, mirá! Alguien nos compró un microondas! Lo pongo al lado de la panquequera?" jajajaja

Yo estaba embalado como un toro enfurecido. Había llegado tan lejos, tenía el número de catálogo, todo. Casi podía oler la goma nuevita de la correa con el logo de Sony impreso sobre ella. No me podía rendir. La encargué.

Había encontrado al principio a alguien que vendía un aparato así en Mercado libre a 400 pesos y dije "qué zarpado! se le fue la mano" y ahora que hago las cuentas en dólares, y siempre teniendo como sueño vigente que la correíta llegue, creo que gasté más o menos lo mismo. Pero decime vos... ¿Cuánto vale escuchar de nuevo el CD de la Oranj Symphonette, o el CD original de Stone Temple Pilots como en los viejos tiempos?


1 comentario:

Carpe diem dijo...

Hay cosas que no tienen precio