martes, 9 de junio de 2015

Un Recuerdo que es Casi un Infarto

Mi viejo, como mi tío paterno y como mi abuelo y si todo sale según las herencias, yo también, cardíacos desde la cuna.
Te diría que desde antes, ya que mientras me gestaba en el vientre materno, a mi viejo le dio un ataque al corazón.
Desde ese momento, medicación para toda la vida, y a cuidarse(?). Pero ¿cómo uno se puede cuidar siendo hincha de San Lorenzo?

Corre marzo de 1988. ¡Y cómo corre! Todavía faltaban 3 años para que el cuore le diga basta a mi viejo. Había tiempo para un par de domingos como este.
San Lorenzo pelea el torneo con la Lepra. Quedan pocas fechas para el final. Jugamos contra Banfield en cancha de ellos. Hasta los 40 del ST perdíamos 0-2. Desastre.
Según leo en internet hoy, la hinchada se fue. Quedaron 50 boludos (sic) en la popular.
Mi viejo escuchando el partido en su pieza, con el cafecito en esos pocillitos argentos que hoy no puedo entender. La cantidad de café que entra en ese pocillo es la cantiadad de café que suelo dejar porque se enfrió, en los cafés monumentales que tomo hoy en día.
Yo escuchaba el partido en mi pieza con el Toshiba que me pasó Ester.

Sobre el minuto 90, creo, descuenta Zacarías. Nervios. ¿Se podrá dar el milagro?
Descuento. Un minuto, dos, tres. El partido no se terminaba más. Por suerte. Parecía esos partidos del barrio en los que el referi quiere que empaten y hasta que el otro no hace un gol, se sigue jugando.

En una de esas, Chilvert, un joven arquero paraguayo que vino a parar a San Lorenzo y daba sus primeros pasos (y patadas fenomenales) en el fútbol argentino, a pedido de los que quedaron en la popular, se va para adelante y va a patear el que sería su primer tiro libre. Con el tiempo haría muchos goles por esa vía. Esta vez pegó en la barrera.

El descuento, guinessquico(?) llega a los 9 minutos y el turco Ahmed empata. 2-2.

Mi viejo y yo, impulsados por una conexión sanguínea incomprobable pero real, salimos expulsados de nuestras respectivas habitaciones para encontrarnos en el pasillo del depto de Pringles, a medio camino justo, donde estaba colgado ese cuadro histórico de la famila entera en Bariloche.
Gritamos, nos abrazamos y saltamos de tal manera que la Baba de abajo seguro pensó que el famoso fin del mundo había llegado. Mi vieja apareció de la nada a tratar de moderar las emociones. Le decía a mi viejo "Tranquilo, bueno, bueno, traquilo!" porque tenía prohibido emocionarse mucho. Ni por cosas tristes ni para cosas alegres. Pero qué va entender mi vieja, que encima era de Boca, sobre un empate de los camboyanos en el minuto 99(!!)

Acá queda el testimonio de alguien que encontré por ahí, que estuvo en la cancha ese día, que también para él, seguramente fue inolvidable.


4 comentarios:

guillermo dijo...

Recuerdo perfectamente ese doparti. Pero (sin soplar y sin guglear) creo que el arbitro primero dio 4 minutos y cada vez que la hinchada de Banfield se quedaba con las pelotas que colgaban sus defensores, iba agregando de a un minuto.

Josi dijo...

vos sabes que hasta qiue hoy chequeé, estuve contando durante años esa historia con un 3-3 en vez de un 2-2... qué loco.
Tambien me qacuerdo que en futbol de primera pusieron un cronometro para ver el tiempo neto de juego y llegaron a la conclusin de que era justo el adicionado por biscay

Rodro dijo...

Linda historia Josi! Gracias por compartirla.

Unknown dijo...

Divina Historia Josi...es como haber estado ahi en ese corredor con tu viejo...