lunes, 21 de agosto de 2006

Formatos

Hay leyes en este mundo caprichoso que no se entienden.
No son leyes que si las violas te llevan preso. Tampoco quedan embarazadas. Pero son leyes.
Y no estamos hablando de diferentes países en diferentes culturas; estamos hablando de cosas que pasan bajo un mismo techo, a la vueltita nomás de tu casa, de la mía y de la del Loco Gatti: en el almacén.
Vos vas a lo de Chang a comprar fiambre y galletitas. Pedís el jamón, el matambre y el queso de máquina en múltiplos de 100 gramos. Pero las galletitas (las pocas que quedan en lata) siempre de a cuartos kilo (250 gr para los que se llevaron matemática).
El helado también: nada de "dame 300 gramos de chocolate con cerezas al rhum". Si un cuarto kilo te queda corto, jodete; pedile a tu hermanito o a tu mamá (nunca falla, siempre te va a convidar aprovechando que le das la excusa para empezar el régimen justo en medio del helado); pero que no se te ocurra pensar que ALGUNA heladería haga potecitos de telgopor de 300 gramos. Eso jamás. So pena de Tucán.
Y hay más.
Facturas de a docenas (¡o medias docenas!)
Y hay más, pero ya me dio hambre.

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