Digamos que existe la probabilidad de coincidir en la clase de yoga con Natalia Oreiro. Digamos.
Y tampoco es imposible de imaginar que en la clase de yoga que elegís esté Ricardo Mollo. Digamos.
Pero que estén los dos en la misma clase, con la misma profesora y a la misma hora, ¿qué tan arreglado por el Destino tuvo que estar eso para que se conociesen, se enamorasen y se casasen?
Vamos, no me digan que no hay un Destinator que manipula todo. ¡No me lo digan!
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