jueves, 7 de septiembre de 2006

Ustedes Sabrán Comprender

Si estuvieron leyendo desde hace un rato o estuvieron espiando el pasado no pisado de este blog, podrán olfatear que me gusta mucho la música y que el rock pesa.
Pero puedo sorprenderte con un cross de derecha diciendo cosas que no encajan en ninguna etiqueta amarrapersonas.

Ya habrán leído que el nuevo disco de Julieta Venegas es algo así como un desahogo por la ruptura con su novio etc. Al igual que fue Sea of Change de Beck, y no me acuerdo cuál de Cerati. Parece que algo tienen esos momentos de corazón roto que hacen que los artistas musicales saquen a relucir rincones ocultos de su ser. O no ser.
Y este disco lejos de ser triste y depresivo como el de Beck, conserva los ritmos alegres que suele entonar la pequeña mexicanita (no sé si es pequeña, pero ya verán en un momento por qué lo digo).
Y me pasó algo extraño. Alguna vez hace un par de años escuché un par de temas de JV, y me gustaron sin pasar de ahí. Cuando leí que salió un disco nuevo me dije que ya había oído suficiente de ella. Pero de cazuela me topé con una canción que esquivó los guardias de seguridad del tímpano y se coló al sector de los órganos sensibles. No, no hablamos de los Yamaha.

La canción era el tema de difusión "Me voy". Y la curiosidad y las ganas de repetir me llevaron al disco entero. Y la admiré. Como a todo lo minimalista. Pero no por austero o amarrete sino minimalista en el sentido de poder mostrar el alma sin necesidad de distraer tu atención. Es más, con la extrema necesidad que no te distraigas.
Te dice cosas simples como...

"Habría hecho todo, pero tu nunca entendiste nada,
nada de nada.
La vida siempre tiene que seguir,
aunque mi corazon se parta y no quede nada.
Estoy tan cansada de las canciones de amor,
siempre hablan de un final feliz...
bien sabemos que la vida nunca funciona asi"

...sin desdibujar la sonrisa. Como intentando convencerse de haberlo superado.
Todos pasamos desengaños amorosos en la vida alguna vez y una empatía natural nos hace sensibilizarnos con su dolor. Y con esa voz que con tan poco dice tanto. Tiene un tono diferente, suyo, necesario. Su sencillez me la hace imaginar petisita y risueña. Nunca la ví en movimiento ni en video ni por la calle (!), pero así se balanceaba en mi cabecita mientras escuchaba el disco.
El disco te lleva sin permiso y no te deja dejarlo.
Más:

"No voy a llorar y decir,
que no merezco esto,
porque es probable que lo merezco
pero no lo quiero..."

Así de fácil. Sin caer en el lacrimógeno síndorme de la cebolla. Claro que leído es medio cursi, pero el truco está en saber que es un disco con música y ahora queda en tus manos ver qué es lo que hacés con lo que leés aquí.
Hasta llegué al límite de querer poder cantar como canta Julieta.
y Otro:

"Tengo que confesarte ahora
nunca creí en la felicidad
a veces algo se le parece,
pero es pura casualidad"

Me acabo de dar cuenta que entré en un nirvana verborrágico de los que me poseen cuando trato de explicar algo que no creo tenga explicación fácil. O es que esas cosas que producen sentimientos que a mí mismo me sorprende encontrar, necesito desmenuzarlas para conocer mis propios resortes.

Algo fantástico ocurrió ayer escuchando ese disco. Y al menos lo eternizo en estas lineas que, algún día, hablarán por mí, cuando se me acaben las palabras.

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