martes, 31 de octubre de 2006

Segundos

¿Cómo hacés para contar segundos sin un reloj? "1 elefante, dos elefantes, tres elefantes..."
Si querés controlar 5 segundos, apuesto a que hacés "1 elefante, 2 elefantes, 3 elefantes, 4 elefantes...5!" y si contás bien los elefantes, fueron solamente 4.
Si mirás un cronómetro digital, cuando aprtetás el botoncito empieza.... ¡de cero!
De cero a uno es el primer segundo; de uno a dos el tercero y así.
Bueno, ahora estoy casi seguro de que podamos saber exactamente cuanto duran cuatro segundos.
Hagan la prueba.
Esa es la cantidad de tiempo que el auto se deslizó por el asfalto patinoso y llovido de la calle mientras yo apretaba estupefacto el pedal del freno sin lograr ningún efecto, y sin más sensación que ver el mundo correr a mi alrededor, imaginando qué objeto contundente sería el que detuviese mi desliz mortal.
Por suerte algo o alguien se apiadó de la física y creó las fuerzas de rozamiento mínimas que el aire nos proporciona al desplazarnos por ahí, y el auto se detuvo, apuntando con su trompa para cualquier lado.
Si no hubiese ocurrido... ¿quién habría contado esta historia?

6 comentarios:

absurda y efímera dijo...

suerte que es ud. el que cuenta la historia!

Unknown dijo...

pero es más lindo sobre adoquines.

Anónimo dijo...

Que maricón. Con todo respeto, claro.
Ya te voy a dar clases de conducción deportiva (????????)

Anónimo dijo...

Cuando pasan cosas como éstas los segundos no son segundos sino horas, las dimensiones cambian, cambian las perspectivas, la vida pasa por delante...por suerte después todo vuelve a la normalidad

Anónimo dijo...

Absurda: suerte o destino

ary: si fuesen adoquines, los estaría viendo del lado de abajo ahora.

gurú: y de manejar tu vida ¿cómo andás? (con todo respeto, claro!)

mariana: y después uno empieza a manejar como si fuese un triciclo.

Kaitos dijo...

Es terrible cuando el auto te traiciona... el mío me quemó la cara en un intento de vengarse por mi autoritarismo.

Es que me cansé de dejarme llevar por él... siempre terminábamos en la vidriera de alguna concesionaria de autos caros...

Saludos, y coincido, es bueno que sea usted el que cuente la historia hoy.