martes, 8 de enero de 2008

Cientonueveando

Una saga de Meche me hizo recordar viejos tiempos de colectivo siendo escolar.
(PD: traigansé un cafecito que me salió larguete)

Habrá quien echará un manto de duda acerca de si había colectivos en la época en que yo asistía a la primaria. Pero no se olviden que uno puede echarles un dóberman hambriento. Ojo ahí.
Bueno, en épocas de colectivo tuve la fantástica y original idea de coleccionar boletos capicúas. Pero para diferenciarme de todos los que lo hacían, yo me había agenciado una de esas maquinitas de hacer cuentas de almacenero, con rollito de papel incluido (de esos que tiran cuando un equipo entra a la cancha) y durante una fiebre que duró dos días imprimí dale que dale a la manijita (trssshkk trssshk) sin equivocarme ni una vez y en orden ascendente todos los capicúas existentes en el Universo colectivil, empezando por el 00000 y hasta el 99999, pasando por el 36763 y demás. Luego iba subrayando aquellos que iba consiguiendo.
El boleto escolar no solamente era baratísimo (la décima parte de un boleto mínimo) (hasta tal punto que a veces me dejaban pasar para no tener que fastidiarse con las monedas) sino que no te lo vendía una fría máquina de acero sino el mismísimo chofer del colectivo. Sí sí chicos, pregunten a sus papis por esa época dorada en la que los colectiveros tenían seis brazos como un pulpo manco.
Un buen día cruzo las vías para ir a la famosa parada desde la cual arranca el 109 (que vendría a ser un guía turístico barato de la ciudad de Buenos Aires, porque sacando Mataderos, pasa por los 100 barios porteños). Arrancar la odisea allí se paga solito con la seguridad de obtener un asiento y dormir. Eso sí, en Devoto uno se despierta siempre; no sea cosa de perderse algún motin o fuga espectacular de la cárcel.
Pero volviendo al boleto y al chofer, cuando pago mis miserias a cambio del boletito celeste y blanco, me voy rumbo a mi asiento y automáticamente miro: 50504. La tribuna grita "uuuuuuuhhhhhhhhhh!" Tardé un poquito pero me di cuenta de que era la hinchada que se dejaba escuchar desde la cancha de Vélez en un partido de entre semana contra Central. Parece que hubo un tiro en el travesaño.
Me reconcentro en el casipicúa que saqué y me detengo en el lugar. Apelé a mi angel infantil, pero sin tenerle mucha confianza, apelé al buen humor del colectivero (y como eso tampoco me daba ánimos, apelé a tener un poco de culo en la vida, por una vez) y lo encaré dando vuelta 180 grados sobre mis talones:
"¿no me da el que sigue, que es capicúa?"; "¿eh?"; le muestro y sonrío; pongo cara de buenito y me aseguro de tapar con mi cuerpo la mochilita en la que llevaba esa mala nota por haber puesto un sacapuntas de plástico en la estufa; "no, no puedo nene" (siempre me decían nene; nunca pibe, no sé por qué); "¿y si se lo cambio y le da este al que sigue? ¡es que los colecciono y a éste no lo tengo!" (señalé con tono casi implorante al cilindrito de acero con dientecitos en forma de flecos); "que no"; viendo que el trabajo a reglamento era más fuerte que mis infantiles encantos opté por una estrategia más comercial: "bueno, te lo compro" (el tuteo fue intencional).
El chofer ya no pudo resistirse. Le debía tener miedo al Chancho, no sé. Pero eso no violaba la ley y me cobró gustoso los cincoguitas de nuevo.
Feliz con mi capicúa me fui a sentar.

Cuando terminé la primaria junté todos los capicúas y forré una carpeta de 3 anillos con ellos. La cubría todita. Orgulloso la mostraba como si fuese un trofeo (¡lo era!). Pero cuando mi vista escapaba a la fea mirada del profesor de historia cuando buscaba una víctima y se posaba sobre el 50505, una feíta sensación de truchez me apuntaba con su dedo acusador, recordándome que no lo había obtenido como se debe obtener un verdadero capicúa, con la sorpresa, la sonrisa y el gritito contenido de "¡capicúa carajo!" que eran parte del ritual.

9 comentarios:

Fodor Lobson dijo...

¿truchez? no, "nene", en su lugar, el 50505 hubiera sido del que me sentía más orgulloso.
Supongo que ya en alguna otra ocasión le he dicho que capicúa es una palabra catalana (cap=cabeza, cua=cola), ¿no?

Euge! dijo...

guardaste la carpeta al menos?

Anónimo dijo...

no sabía lo de capicúa! Pensé que era de un capitan Pato (....)

La carpeta debe estar en los avernos después de la fogata que prendí con la carpeta de historia :SSSSS

Anónimo dijo...

El cilindrito de acero con dientecitos en forma de flecos. Perfecta descripción. ¿Sabés una cosa? Acá en San Martín, siguen vendiendo boletos los colectiveros. Eso sí, no son ningunos pulpos mancos. Acá la gente anda más despacio y con los dos brazos que la madre naturaleza les dio, les alcanza.

Alejo dijo...

que bueno eran esos boletos...

yo me acuerdo, que sacar capicua en el boleto estudiantil era mas difícil acá en rosario (calculo que haya será igual) porque era un rollito diferente, solo para estudiantes, los cuales eramos la minoría de usuarios, y para mi era casi imposible, ya que vivía a 12 cuadras del colegio y siempre iba caminando...

saludos, se me pianto un lagrimón

Unknown dijo...

muuy buena la historia, yo llegue a viajar con los boletos viejos, y todavia tambien viajo cuando compro el boleto en la cabina de ciudad universitaria del 160
y si... hay boletos capicuas, ahora tambien es dificil conseguir un boleto porque son miles
jaja
el que tengo en este preciso momento tiene
000000 me refiero a cantidad de digitos, vamos muertos.. pero si nos toca el 001100 lo llamamos capicua? o el 001221? mm tomamos solamente la seri numerada del 1 al 9? o incluimos el 0?

bueno mucho delire por hoy...


nos estamos firmando cuidate

pasa asi te agrego a mis links

yamil

yamilmatias

Anónimo dijo...

Aaaaaaaah, ¡fuiste vos! Recuerdo que, cuando vi que mi boleto era el 50506, proferí alguna palabrota para el “afortunado” que había llegado antes que yo.

;-)

Anónimo dijo...

lucy: será mucho pedir una foto de los colectiveros hoy en día en San Martín?

alejo: lo malo de zonas no muy pobladas es que si hoy sacaste el 45050, al día siguiente por ahí sacás el 45052! :(

yamil: el 001221 es un capicúa de pobres.

Carpe: ahora resulta que en el 109 no viajaba nadie pero todo el vecindario blogger lo usaba! por ahí nos conocemos de ahi! Vos eras ese que silbaba canciones de los Beatles y se bajaba en Cuenca??

Anónimo dijo...

Nunca comprobé si era cierto aquello de que te canjeaban no recuerdo cuántos boletos capicúa por una silla de ruedas...