Por cuestiones laborales tuve que salir a unos campos.
En el medio de la nada mi intestino se acordó de hacerse notar.
No me quedó otra que colaborar con la naturaleza abonando la tierra que Dios nos dio.
Por suerte teníamos papel.
Pero no me acordé de algo que me enseñaron en un campamento cuando era chico: siempre conviene pillar primero, porque si no te viene aunque no quieras y te salpicás las zapatillas cuando estás en cuclillas.
Cuando terminé, tapé todo con hojas secas de árboles. Como un perrito.
Sabrán disculpar que haya contado esta intimidad, pero estaba entre eso y contarles que tuve el entierro de una prima que dejó tres hijas chiquitas y un marido, por una enfermedad. Y cuando pensé en la forma en que iba a relatarlo, me dio tanta tristeza que preferí cambiar de tema. Sori.
4 comentarios:
Abrazote para vos tb y buen comienzo de semana!!!
mmmmmmmm complicado hacer un comentario... en un principio fue gracioso (no voy a decir que me imaginé la situación, porque ésta es un poco más comprometedora)
Pero bueno... dada la acotación final... no sé... me quedé pensativa... ha logrado lo que pocos! (?)
Fue muy gracioso!Pero no puedo evitar decirte (ya que habilitaste un tema escatol�gico) que vos deb�s ser de esos hombres que se cagan en todo, Ramiro, mostraste la hilacha...y otras cositas...ejem...
¿cuni?
¿volvió cuni?
¡me hago encima!
:)
Publicar un comentario