El Misterio del Ruidito - Parte 1

Voy a contar una historia en capítulos. Aviso que es como en los cuentos de Fontanarroa, donde el final no es la mejor parte sino que hay que ir disfrutando del camino. Entonces, si hasta ahora no la están pasando bien, es porque esta historia no es para ustedes. Como se decía en el "Yo Sé": no importa qué hacen sino cómo lo hacen.

Los protagonistas de esta historia son Fernando, 28 años; Paka, 38 años admitidos con posibilidad de un par más debajo del colchón, y un servidor. No, no estoy hablando de esas computadoras que usa Google para guardar todos lo que escribimos; cuando digo un servidor me estoy refiriendo a quien escribe, es decir: muá.

Pero no nos adelantemos. La historia comienza con Ramiro manejando su automovil. Un auto nuevo, lindo y lustradito, que fue en los últimos días atacado violentamente por los instaladores del estéreo, el manos libres para el teléfono, y recientemente dos parlantes adicionales traseros. Y cuando digo traseros no me refiero a que cuando los que lo instalaban se agachan mostrando la raya del infierno -aunque esto sea cierto- sino que me refiero a que el auto viene con solamente dos parlantes y hubo que ponerle dos más.

De repente, cuando una canción de Peter Gabriel hace una pausa para dar paso a otra, se produce un inusual silencio en el habitáculo que es roto violentamente por un zumbido: zrrm zrmm zrr zrrrr zrrrrrrrrmmm. Ramiro mira para los costados buscando al bicho. Nada. La música volvió a sonar y el zumbido casi no se escuchó, pero ya nada volvió a ser lo mismo. Puso el volumen a cero y el zumbido empezó a marcar el ritmo del asfalto sin piedad.

Continuará...