Si se acuerdan de este post, verán que los germanos de Jacobs escucharon mis quejas, y finalmente se atienen a los colores convencionales del café mundial.
Estoy seguro de que si lo pruebo ahora, me gusta una barbaridad. Somos tan predecibles que a veces no se entiende como cierta gente se empecina en no triunfar en la vida.
1 comentario:
Perdón, Ramiro, pero ese color de rótulo más que a café, se adapta a un licuado de salmón.
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