Hay muchas cosas que hicimos los humanos que cambiaron definitivamente el curso de la historia. Algunas vacunas contra enfermedades mortales, algunos inventos como el avión, ciertas comidas como la garrapiñada. Nada habría sido lo mismo sin ellos. Y la pregunta, para aquellos que coqueteamos con la existencia de un Destino o Dios que decide es, ¿se supone que está planeado que lleguemos a esos cruces de camino y elijamos el que finalmente elegimos? ¿acaso nos estamos rebelando contra una historia pensada para que todos se mueran antes de los 30 y tengan que tener hijos a los 15 como hace algunos siglos? ¿acaso debíamos tirar todas esas plantas en vez de comer lechugas "baby"? ¿somos realmente dueños de nuestro destino o está escrito en algún microfilm que en el año 2014 se va a inventar el chupete biodegradable que cura el cáncer?
Pensaba en cosas un poco más banales como las fotografias. Leía en una vieja novela de Silvia Plager que las fotografías son necesarias para eternizar lo que la mente va turbiando con el paso del tiempo. Si no tuviésemos las fotos, nos iríamos olvidando de los rasgos más pequeños de las caras de aquellos que ya no están o dejamos de ver. De nostros mismos cuando eramos chicos. Y con el tiempo solamente nos quedaría una vaga imagen propia, mezcla de realidad y fantasía. ¿Acaso está mal? ¿hay que combatir eso?
Cuando pensamos en una vieja novia de la adolescencia tendemos a olvidar las cosas feas que nos hicieron separarnos de ella. Claro, todos queremos tener un recuerdo de una adolescencia feliz, dentro de lo posible. Y eso ocurre casi siempre. Si nos dejan (es decir, si la ex se aleja para siempre y nos deja en paz). Y nadie se encarga de inventar algo que preserve esos malos recuerdos. Sin embargo sería sano que los recordemos, para evitar tener nostalgias por algo que murió en justa ley, para evitar que caigamos nuevamente en viejos errores, para que crezcamos sanitos, como decía mi tía Doris.
Pero claro... mejor inventemos un Ipod de frutilla y más canales de cable... ¡total!
2 comentarios:
Wow... sabias reflexiones....
Sin palabras.
Dentro de algunos años, las cosas serán muy diferentes. Dejamos de lado al tipo éste Daguerre y a don Kodak, con el advenimiento de las cámaras digitales. Le damos sin asco al disparador, y registramos cualquier boludez que sucede delante del lente, imágenes que le mezquinábamos al bromuro de plata. ¿Cómo reaccionaremos cuando veamos a nuestros seres queridos sacando la lengua, metiéndose un dedo en la nariz (u otro orificio), al tío Benito haciendo faquiu, a la Gladis con gestos obscenos...?
¿Qué va a ser de nosotros los románticos, Ramiro, cuando el futuro nos alcance?
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