martes, 28 de julio de 2009

ADH (apostillas de holanda, che!)

Después de haber tenido la pierna izquierda pegada a la puerta del auto durante un año entero para acostumbrarme a no apretar el freno con el pie izquierdo buscando el embriague y obligando a todos a cabecear, finalmente me acostumbré a manejar un auto con caja automática. Los odio, pero parece que acá no entienden nada de autos y prefieren ese tipo de vehículo.

Llegado a la tierra de los quesos, me subí al Fiat Bravo con caja manual (¡tenía sexta!) y lo primero que hice fue llevarlo a 5000 RPM con una pisada de acelerador histórica en la que inauguré la parte roja del tacómetro. Pobre Fiat, lo hice transpirar varias veces hasta que recuperé el instinto de pisar el embriague entre cambio y cambio. Creo que de Leersum a Rotterdam lo hice todo en segunda, pero no podría jurarlo.

Obviamente que a la vuelta, cuando me subí a mi auto de nuevo, clavé un par de frenadas bestias con el pie izquierdo al grito de "¡me robaron el embriague!"

Animales de costumbre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

O, como de costumbre, sos un animal.