Recuerdo que mi madre empezó a pensar que mi camino de alcohólico estaba predestinado y discutía conmigo al respecto. Qué ilusa.
Luego de años de haber olvidado que me gustan con locura he vuelto a las andadas gracias a un regalo de cumpleaños. Y ahora, que ostento el título de ingeniero, no puedo evitar mejorar las cosas que hacemos a diario con el toque de la efectividad que caracteriza a mi profesión.
Cuando uno se sirve un licor de dulce de leche en una de esas copitas delicadas y pequeñas, la cosa no funciona: uno toma una moderada cantidad, y otro tanto equivalente queda pegado en las paredes del vasito desperdiciando parte del exquisito brebaje. O, claro, también tienen la opción de empezar a lengüetar hacia adentro como si fuesen el gato Michifuz. Pero queda feo.
Así que me cansé, y estando en el dominio de mi propio reino, decidí que desde ayer, el licor de dulce de leche, lo tomo directamente de la botella. Así, de una. Y que la vengan a buscar si tienen aguante. Eso sí, ante el temor de ser descubierto, claro, le pongo la clásica bolsita de papel madera. No sea cosa de dar un mal ejemplo.
4 comentarios:
Esaaaa, a tomar del pico!!!!
Cuando era chica, mis viejos siempre tenian algunos de esos licores...y tambien solia tomar del pico y a escondidas.
Ahora tomo del pico, y a escondidas....yogur bebible descremado...algo no esta bien....
Soy devoto del Tia Maria.
¿Cómo pega el licor de dulce de leche?
¿Está más cerca de la embriaguez de un pinot noir, o de una mamúa de tetra?
Empiezan tomando del pico y terminan tomando del...andá saber.
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