domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Qué hacés, Puto?

En los años 70, el insulto clásico era "boludo".
En los 80, apareció el "forro" en todo su esplendor.
Ustedes saben que a mí me gustan las palabras.

Antes de seguir a dónde voy con todo esto.

Los putos, lo lograron.
Recuerdo cuando el SIDA puso sobre los homosexuales un muy mal estigma. Ser puto era sinónimo de algo malo, epidémico, contagioso, sin cura, vergonzoso.
Recuerdo las mil campañas para limpiar el nombre de los amantes del muñequito de carne mismo sexo.
Pero de pronto los compartidores de jeringas también empezaron a caer por el SIDA, y luego los que iban al dentista, y en definitiva... entendimos como venía la mano :)
Los putos (como a ellos les gusta que los llamen eh!, nada de homosexuales!) lograron ir ganando aceptación. Salir del armario ya no era traumático. Los personajes (estereotipados y caricaturizados) putos inundaban las series televisivas, etc. Y todo gracias a los insultos.

Un buen día te despertaste y te diste cuenta de que la gente empezó a decir cosas como
- dale, andá a comprar cervezas, no seas puto.
- qué hacés, puto?
- los de la telefónica me cobraron el doble los muy putos.
- eso te pasa por puto.

El puto desplazó al forro, al boludo. A todos. Y eso, queridos amigos, lejos de ser un insulto, es la legitimación y la aceptación del puto en la sociedad.
En los 60 todo era "eh, hijo de puta"; "la puta que te parió" y demás. Es que, claro, la profesión más vieja del mundo se impuso desde tiempos antiguos. Y si sigue vigente... bueno...es porque sigue vigente, if you know what I mean...
El forro se aceptó porque había que cuidarse del SIDA y si bien el condón existe desde 1800, la aceptación vino recién en los 80 y se podía hablar de eso, había chistes sobre forros etc.
El puto está en la cresta de la ola ahora. Lo que nunca lograron los drogones o faloperos, los putos lo lograron a lo grande. Y eso que dicen que el tamaño no importa!
Entonces, viendo esto, y dirigiéndome a toda minoría existente, les tiro el consejo: empiecen a difundir insultos para lograr aceptación. ¿Quién les dice? Quizás sea el huevo y no la gallina.
Empecemos a decir "eh judío!"; "no seas judío de mierda!" (ah... no... esos ya se usan...y mucho no sirvieron, ja). Probemos con "qué hacés torta?"; "sacate esa remera de lesbiana, haceme el favor"; "mirá si serás hincha de Arsenal" etc...
Van a ver que de acá a un tiempo, todos salen a la luz coquetos a lucir su minoría por ahí, felices y contentos.
Yo se lo que les digo. No sean chilenos!

1 comentario:

Daniela dijo...

el boludo no desaparecerà jamàs