miércoles, 13 de enero de 2016

Acido Eterno

Acido Eterno

En algunos casos la muerte de un músico golpea como algo inesperado. En otros, es causa de un accidente. En los más normales, causa del paso del tiempo, que no perdona.
El caso de Tina Turner si bien no deja de sorprender, porque hace muchos años que venimos diciendo que podría ser nuestra abuela, golpea como si fuese imprevisto. Es que uno pensaba que Tina iba a ser eterna.
La negra tuvo una historia con tantos capítulos que no me podés negar que las vivió todas. Si hasta ya hicieron -hace rato- una excelente película sobre su vida, que hasta dejó una ganadora del Oscar.
De joven la fajaba Ike Turner. Ella no se dejó amedrentar, salió de la cárcel que le imponía su esposo, se quedó -inexplicablemente- con el apellido, y se fue a rehacer su vida. Siempre cantó con ese dramatismo que da un falso aviso de que se acaba el mundo. Y nunca se la pudo comparar con nadie.
Y como si faltase poco, a la edad de tu suegra, usaba polleritas más cortas de las de tu novia.
Verla arriba del escenario era toda una experiencia. Ese paso de baile marca registrada haciendo "hombritos" como el gesto de un nene que dice "no me importa" reiteradamente, lejos de hacerlo monótono, te arrastraba a vos a imitarla en su ritmo inigualable.
A nivel musical, fijate si la mina fue grossa que no hubo uno que se haya querido perder hacer un duo con ella: Mick Jagger (¿te acordás de Live Aid en vivo?), David Bowie, Rod Stewart, Eric Clapton, Bryan Adams y hasta el mismísimo(?) Eros Ramazzotti.
Y como pasa siempre que un artista deja este mundo, es justamente acá donde empiezan a pasar su música como si quisiesen pedir perdón por no haberla pasado lo suficiente en vida. Entonces viene una nueva sorpresa, porque sin exagerar, revisando un compilado triple que sacó hace un par de años, me di cuenta de que conozco 35 canciones casi de memoria y las puedo cantar y todo. Es todo un número.
Tampoco faltó a bandas de sonido como James Bond y Mad Max; estuvo en Tommy, la película de la ópera rock de The Who; hizo covers históricos como Help de los Beatles, Proud Mary de los Creedence, Missing You de John Waite, Addicted to Love de Robert Palmer, y en muchos casos nos hizo dudar acerca de cuál era la mejor versión.
Siempre va a quedar en el recuerdo una cantante como no hay dos, con esos pelos indomables, igualito que su espíritu, que se tuvo que resignar a no tener un cuerpo que le aguante.



Bueno. Tina Turner no se murió de verdad. Pero cuando eso pase, ya tengo listo el post.
Ahora andá a escuchar sus discos antes de que te agarre culpa. Y que sea la última vez. ¿Estamos?

Ndel R: este post es originario de ARP, 2006. Aguante Tina todavía!

1 comentario:

Adrián Singer dijo...

Eso se hace en los diarios y revistas, se preparan los obituarios con anticipación. Sos un periodista de alma, Josi.