domingo, 1 de mayo de 2016

M'ijo el Ingeniero

De repente me di cuenta, mirando fotos viejas, de que se cumplieron 20 años del día en que me recibí de Ingeniero Electrónico.
Mirar para atrás el pasado como si fuese un lindo paisaje es algo que me gusta hacer. Y todo lo recuerdo con una sonrisa. Especialmente el período de 7 largos años de la UTN.
Empezó un Abril de 1989, cuando era un pibito de 19 años y ya trabajaba jornada de tiempo completo en lo mío, la electrónica. La ORT me había abierto las puertas de un puesto bien piola en X-28, la famosa empresa de alarmas. Y por la noche, de 19 a quién sabe qué hora, que podía ser las 23 tranquilamente, estudiar.
Los días eran largos y sin muchos recreos. Y los pocos huecos (esos 30 minutos en el colectivo 2 de Almagro a Villa Luro, los almuerzos en el laburo, los domingos escuchando a San Lorenzo, los 45 minutos a la mañana que le robaba al sueño desde las 6 a las 6:45) estaban dedicados a estudiar, hacer ejercicios de matemáticas, o repasar las leyes de Maxwell (uno que de verdad era Smart).
La carrera en la UTN era larga (6 años lectivos) y el promedio de los que terminaban era de 10 años. Porque la UTN era la facultad de "los que laburan de día". A mí me tardó 7 años. Siete años de ir construyendo esa fortaleza que, como me dijo mi primo Ernesto el día que me recibí: este diploma es tu libertad de poder elegir el trabajo que te guste y no el que te toque. Y así fue.
Recuerdo esos 7 años yirando por todas las sedes que tenía la UTN: Formosa, Pompeya, Medrano, Monroe para los finales, Acoyte... Colectivos raros que solo tomás para ir a esos lugares como el 15 o el 46.
Cada uno de los 42 finales era una verdadera meta. Era un logro que se festejaba. Mi viejo, que era el que me estimulaba desde un principio, siempre ponía una sidra el el freezer los días que tenía finales, y si aprobaba, brindábamos como si fuese un título de San Lorenzo, o de la Facultad misma. Porque aprendí que cada final era una prueba más que me daba a mí mismo, de que nada me iba a vencer. Ni siquiera tener que cursar los sabados a la tarde en Pompeya!
Hay anécdotas que no se borran más como aquel final de Medidas II con Suarez que me hizo vivir un capítulo de los Simpsons en persona, o ese de Medidas I con el mismo Suarez que me dijo que en muchísimos años un alumno no le había terminado la cursada en Noviembre y rendido el final bien de primera en Diciembre. Las tremendas clases de Feldman que parecían ciencia ficción. O los chistes que nunca dejé de hacer, como en la secundaria, charlatán que mantenía despierta a la tropa nocturna. O el final de Física 1b, con el cassette de Razor's Edge de AC/DC y llegar a mi casa para encontrarme que mi viejo se había ido para siempre y no me iba a poder esperar más con una sidra para festejar. Había que seguir solo y lo hice. Y le dediqué cada final en el recuerdo.
Viendo como cada vez ibamos quedando menos en las aulas, o como se iban en el recreo algunos que no volvían, y yo sarmientándomela toda, no faltando nunca y quedándome hasta el final. Me gustaba. La electrónica tiene esa sensación de poder, de entenderlo todo, de saberte dueño de las herramientas que te permiten calcularlo todo, de leer boludeces por ahí y saber si es cierto o verso.
Algo que nadie sabe: cuando daba bien un final, iba camino a la parada del colectivo y siempre, pero siempre, me mandaba una corrida y hacía el festejo de gol del Diego, pegaba el salto y elevaba el puño en el aire. Siempre con esa cosa cinematográfica yo. Pero bueno, no hay filmaciones. Los mortales todavía no teníamos celulares .
Para mí el título de Ingeniero es una de mis muchas chapas que muestro orgulloso. No por lo que implica a la sociedad, no de canchero, no porque de algún tipo de prestigio en el que no creo, sino porque sé lo que me esforcé para lograrlo, porque sé lo que cuesta llegar, que no es fácil hacerlo como yo lo hice, y porque sé que mucho de lo que hago hoy en día, fue gracias a esa Libertad que supimos conseguir, ese día de febrero de 1996.




2 comentarios:

Vero dijo...


Persevera y triunfaras, es un refran pensado en vos! La constancia, el esfuerzo, la dedicacion y la responsabilidad son una de tus tantas cualidades que te caracterizan y me gustan de vos, es por eso que hoy podes decir que gracias a ellas.... lograste tus objetivos triunfando!:)

Libelula de Acero dijo...

Y yo acá, tan sin saber cómo se cambia un enchufe!!
A disfrutar libertades, entonces...