domingo, 17 de noviembre de 2019

Trabajos Raros

Vos, vos y yo comemos chocolate chocolate SHOT.
Perdón, me distraje. Quería decir que vos, vos y yo tenemos trabajos normales. Puede parecer que son diferentes porque vos organizas eventos para empresas o trabajás en un negocio de juguetes y yo diseño plaquetas de color verde. Pero en la esencia, son trabajos normales. Mal que mal, hacemos cosas que no tienen nada de "raro". Pero hay tipos que tienen este trabajo, que hoy mirando una serie se me ocurrió pensar en ellos mientras enterraban a Don Johnson. Hay autos normales y hay autos modificados. Los modificados, desde adelante se ven igual que los comunes, como esas chicas que vienen con anteojos de sol y parecen re-cool y modelitos, pero cuando se los sacan, agarrate Catalina. Decía, que los otros, son diferentes atrás. Agarran un Toyota Corolla por ejemplo, o un Peugeot 505(?) y la parte de atrás la modifican para que se transforme en un coche fúnebre. Sin embargo no pensé en los que diseñan ese coche fúnebre. Eso también es normal. Para el tipo, digámoslo anunque nos duela, es lo mismo hacer un coche alargado con puerta en el fondo en el que van a meter un ataúd o 40 rollos de tela anque una docena de cajas de salchichas al por mayor. Es un auto alargado y punto.
El tipo de trabajo raro al que me refería es el de la gente que tiene que diseñar los mecanismos que se le agregan al coche fúnebre para que se deslice el ataúd hacia adentro y hacia afuera. Porque todos sabemos que los ataúdes no tienen rueditas. Deberían tenerlas, si lo pensamos. Pero no tienen. Y si tuviesen que empujarlo adentro y afuera del auto ese cada vez, se rayaría todo el piso del auto y harían un ruido que te hace mal a los dientes. Y ya bastante tenés con que vas a un velorio para recordarte que tendrías que ir pidiendo un turno de control con el dentista. Vos decís, ponele una alfombrita y listo. Claro, lo aprendiste cuando te mudaste la última vez, cuando los ursos esos movían la heladera como si fuese de telgopor y dijiste "uno se mata yendo a la facultad y al final estos tipos son los que la tienen más clara que todos". Y bueno, no te voy a negar que en alguna que otra cochería que tienen Renault 12 reformados del año 87 todavía en uso, quizás utilicen el truco de la alfombrita. Pero hay funerales y funerales. Y las cocherías millenials ya están en otra. Tienen un mecanismo con cadenas de tipo bicicleta con cientos de rulemanes y unas canaletas que hacen que el ataúd, sin importar su ancho (porque no se si te pusiste a pensar que no todos los ataúdes son iguales de anchos. En las películas sí, porque total adentro no hay nadie posta. Pero en la vida real no vas a gastar tanta madera para un flacucho como el Negro Olmedo y ni en pedo vas a poder meter al Gordo Porcel en un ataúd estándar). Entonces, están estos tipos que diseñan las cadenas con rulemanes y canaletas para que empujando apenas con un dedo, entre y salga como si fuese... bueno... imaginate vos como qué. Y todo sería normal como tu laburo y el mío si terminase en un diseño mecánico como puede ser la puerta esa posterior que se abre para el costado para que el coche fúnebre no se parezca a un Ford Falcon Rural. Pero no. Acá hay que probarlo y ver si funciona bien. Y para eso necesitan un ataúd. O mejor dicho varios. De varios anchos diferentes. Y no solo eso (y acá viene lo peor) sino que con pesos diferentes de personas difuntas. Entonces te imaginás (siempre, mientras mirás la serie en la que entierran  Don Johnson) que están Hernán y Horacio (los dos con hache elegí, mirá qué loco) ahí con el prototipo probándolo en el taller y Horacio le dice "dale, metete". Y Hernán "¿por qué no te metés vos una vez? ¿por qué siempre yo?" y Horacio "dale bobo, sabés que en ese ataúd yo no entro ni que me corte una gamba. Dejá de hacerte el vivo y metete". Y el pobre Horacio se tiene que meter en un ataúd de verdad, ponerle la tapa (porque si no no entra en el coche con la tapa abierta) y cruzar los brazos por encima del cuerpo mientras Horacio dele que dele con el mecanismo, aceitándolo y metiendo y sacando el pesudo-fiambre. Y el otro gritándole "dale boludo!" y el de afuera "esperá que se traba en la parte derecha" y el de adentro "es porque la rueda de atrás está desinflada y el auto está inclinado! dejalo así de una vez!". Y al cabo de un buen rato de probarlo y de dejarlo terminado, los dos hacen una pausa y se comen un sanguchito de bondiola y queso con mucha mayonesa, acompañado por una Manaos.
 
 

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