Luego del éxito descomunal de mi primera Pyme, vengo a la carga con la segunda.
El centro porteño es una jungla. En especial en verano, con el calor y todo ese cemento. Y en invierno con toda esa lluvia, no sé qué es peor.
Los bares que abundan son pequeños oasis. Pero claro, hay que consumir, no se puede fumar, y mil trabas más. Y tampoco son garantía de nada.
Problema: queremos ir al baño.
Estamos obligados a consumir, no tenemos hambre ni sed. ¡Justo lo opuesto!
La idea es abrir pequeños locales, casi íntimos, que consistan pura y exclusivamente en "baños limpios".
Entrar a una reluciente habitación con una trabita que ande y no nos de miedo de ser abierta por un camionero feo y sospechoso, con abundante papel higiénico sin usar, con deodorante de ambiente previamente esparcido por el aire, con cuadritos de paisajes y hasta con lectura apropiada para el lugar: revista Gente, El Gráfico, etc.
Y quién te dice que no podemos ponerle internet para poder leer este lindo bloguete mientras hacemos nuestras necesidades.
Uno paga lo que corresponde, se explaya adentor como Dios manda, y sale sin culpa ni sintiéndose en deuda viendo como inmediatamente viene alguien a limpiar los destrozos y dejarlo limpito para el próximo cliente feliz.
Eso sí, trabajar allí va a tener que ser un trabajo muy remunerado ya que es difícil conseguir a alguien y decirle: "la idea es que la gente se cague en tu trabajo".
4 comentarios:
Claramente el calor te inspira!
No habito el microcentro, pero te tiro un dato adicional: publicidad en mini plasmas frente a mingitorio y en las puertas.
Ya están aqui. Conozco empresas a las que les da muchisimo resultado.
Tenes doble ingreso!
y ¿cuánto durarían los plasma hasta qu ese los afanasen?
¿Habría que cobrar por kilo?
Hay un par de bares que dajan hacer un par de orales, eh...
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