Inventos Que Faltan (y van...)

Yo no soy un experto en celulares. De hecho más bien se podría decir que los odio. Es más: los detesto. Y estamos a un paso de odiar a quienes los veneran.
Pero eso es harina de otro costal.
Uno ya no tiene la agenda Citanova con repuesto intercambiable. Uno ya no se acuerda de memoria los teléfonos ni de los miembros de la familia. Uno guarda todo en el celular. Pero eso, al igual que Gaby Sabatini, tiene sus reveses. Si guardaste el teléfono del carpintero, de tu tío, de uno que te quiere comprar el auto, del servicio al cliente de chicles Bazooka y de tu amigo, cuando tenés que buscar el que necesitás, empezás a hacer zapping y tenés 40 en cada letra.
Un fastidio. O dos.
Al igual que en los televisores (hasta en los más berrertas), deberían permitir seleccionar cuáles van a ser los nombres que corran en el zapping celular cuando uno va bajando con las flechitas.
Así, todos los números quedan guardados por si uno REALMENTE necesita pedir empenadas desde el auto para que lleguen justo a tiempo con nosotros a la casa, pero no nos fastidian en el uso más cotidiano.
Señores de Nokia, anoten. Va de onda.