Pero hoy me levante temprano, nadé, volví, desayuné, leí un capítulo de Amor Perdurable y me tumbé con el triste descubrimiento a doce años de mi llegada a este país que da cuenta de la imposibilidad de estar en la calle entre las 12 y las 18 en verano a no ser que estés en la pileta o el mar. Me vi venir todo ese mar seco de pensamientos que me agobiaban y miré la perilla con pánico. La puse en 2 y dije "que me vengan a buscar, se van todos a la mierda".
Tuve una siesta inusual de -calculo- una horita, de 9 a 10, y me desperté con la piel fría, suave, cero pegajosa, invernal; feliz.
Y vine a contarlo acá, para que algún día de tristeza pueda tener a mano una pequeña fórmula para la felicidad .
1 comentario:
No se jode con las sobredosis de viento, eh.
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